Esta tierra fue habitada desde el siglo II a. C. por grupos zapotecas, probablemente una extensión del reinado de Montealban en su fase II (de 150/100 a. C.-200 d. C.). Éstos alcanzaron su esplendor hacia el primer milenio de la era cristiana, consolidando su poder religioso, político, cultural y económico en las tierras del sur de lo que ahora conocemos como el Estado de Oaxaca, a través de sus reinos: Pelopenitza , Huihuogui, Yucuatila, Quianechi y Yegoyoxi (Alcázar, 2004). Son diversos los patriarcas que fundan y abren camino en esta región, las mujeres, en la historia oficial de la antigua Pelopenitza, las hacen callar. Con este comentario, no quiero decir que no hayan existido, ni mucho menos que las mujeres de la región, antes de la llegada de los españoles, no hayan resultado importantes para erigir sociedades, solo cabe acotar que las mismas permanecen ausentes en el discurso historiográfico local.
Los mexicas extendieron sus conquistas hasta estos lugares. Ese es el motivo por el cual el poblado cuenta con un nombre acuñado en la lengua Náhuatl: Miahuapan, canal de borlas de maíz. En el sentido lingüístico del náhuatl, podemos traducir la palabra compuesta, en primer lugar, "Miahuátl", que significa espiga de maíz; y "tlan": lugar, sitio, campo. Así que podemos inferir que el significado de la misma puede ser: "campo de espigas de maíz", "lugar de espigas" o "campo de flores de maíz". Penosamente, el maíz en nuestros días, ya no es tan abundante.
Jairzinho Alcázar (2004) nos dice que a la llegada de los españoles para el siglo XVI, y bajo la influencia de la orden religiosa dominica, se le anexa un nuevo nombre al poblado: San Andrés Miahuatlán. El asentamiento resultó ser una encomienda asignada a Diego Becerra de Mendoza, gestión hecha por Hernán Cortés, un año después de la conquista de la gran Tenochtitlán: 1522. En 1531, Miahuatlán recibe el título de pueblo de indios. Muchos de los años siguientes, están caracterizados por brotes epidémicos de viruela, fundación de poblados circundantes, templos católicos (de la orden dominica) y la sacudida de fuertes terremotos.
Lo que ahora conocemos como territorio oaxaqueño, estaba organizado por población nativa, siendo nombrada por los españoles, como ciudades-estado o señoríos, los cuales "fueron reinos independientes y autónomos. Estos señoríos estaban integrados por una cabecera, que era la sede del poder político, por asentamientos humanos cercanos a la sede y por pueblos alejados y más grandes que habían sido sometidos al señor o que habían logrado consolidarse al margen de su cabecera. Los poblados cercanos estaban formados de la misma comunidad, a la que los españoles llamaron barrios, mientras que a los segundos les llamaron estancias (Hernández y Juan, 2007: 34).
La etapa virreinal se caracterizó por una dramática disminución de la población indígena, como resultado de las enfermedades traídas del viejo mundo, esto sin dudar de las muertes y persecución efectuada por los españoles contra las y los nativos. El cimarronaje no se hizo esperar, las y los indígenas tuvieron que refugiarse en los alrededores de las incipientes ciudades, desde las afueras se lograron organizar y efectuar algunas luchas de resistencia contra las autoridades españolas. Esta región no se caracterizó por contar con población de origen africano, siendo los indígenas la única oferta laboral, obligatoria de la zona. A pesar de no contar con abundante información sobre esta etapa de la historia del poblado, las fuentes históricas albergadas en el archivo histórico del municipio, nos muestran que desde el documento más antiguo resguardado, de principios del siglo XIX, hasta nuestros días, los nombres de los gobernantes y sus gabinetes, no ha variado mucho, considerando en este sentido, que los grupos de poder, han estado en manos de criollos, orgullosos de su herencia peninsular, quienes han procurado mantener a toda costa su linaje, dentro de los espacios de influencia y toma de decisiones publicas, donde los varones, son los principales herederos.
En este proceso histórico, no figuran mujeres en los escritos o memoria histórica, ellas, hacen acto de presencia en el ámbito religioso, en su papel de monjas, o laicas comprometidas con la Iglesia, brindando ayuda económica y hasta en el ámbito de salud, como enfermeras por ejemplo, y por otra parte, el aspecto educativo, donde las mujeres entran en calidad de maestras, situación que lleva a los ámbitos sociales o públicos, su rol de reproductora y transmisora de saberes, se ajusta muy bien a la labor docente, roles por demás tradicionales en las historias de muchas mujeres de esta época. Fueron los tres siglos de dominación española, los que sirvieron para el proceso de repartición y reordenamiento de la tierra de la sierra sur oaxaqueña, siendo las y los religiosos católicos los principales beneficiados. Es común la existencia de haciendas en los alrededores de Miahuatlán; actualmente algunos vestigios quedan como testigos mudos de aquellas épocas de bonanza. Las luchas entre oprimidos, generalmente indígenas y mestizos, y opresores, españoles y criollos, ha sido una dinámica que se ha convertido en parte del paisaje sociocultural oriundo. Las y los explotados, se han adaptado y adquirido nuevas identidades tales como peones o empleados de los grandes terratenientes o comerciantes de la región, figuras refuncionalizadas de las y los españoles y criollos que se llegaron a asentar en estas tierras desde hace más de cinco siglos.
El reciclaje de caciques resulta ser una nueva vestimenta para los pobladores, lo que antes fue el encomendero, ahora resulta ser un Presidente Municipal, por apenas mencionar un ejemplo . Este es un problema que se polariza en las calles, provocando en ocasiones enfrentamientos entre grupos antagónicos, aspecto que deja de manera regular fuera a las mujeres. No es raro saber de los ajustes de cuentas entre familias, los motivos son diversos: problemas con las tierras (invasión), robo de animales, pleitos de cantinas, entre otros, "las broncas acaban con balaceras a plena luz del día, matan al hijo de alguien y al rato vez al papá tomando la pistola para matar a un familiar del que dicen que fue el asesino…cuando era niño me tocó ver varios así, frente a las calles donde se pone el mercado de los lunes, balear a quema ropa, sin titubear, así, como si la vida no valiera nada", comentario de Don Guadalupe Ramos, al interrogarle sobre el pasado violento de Miahuatlán. "Ahora la gente se mata por otros motivos, pero parece que el pleito ya es por gente de fueras, los soldados vinieron a traernos más problemas", siguió argumentando el Sr. Ramos. La historia se repite con similitudes en más de una ocasión, siendo las personas adultas los principales vehículos transmisores de esta memoria colectiva, referente a la naturalización de la violencia local.
Resulta interesante señalar la participación de mujeres en la región, ante los mandatos del gobierno virreinal, como un intento desesperado por detener las sublevaciones independentistas. Ellas, ante el reclutamiento masivo de hombres, por parte de la leva, tomaron las armas y para el año de 1811, rescataron a sus familiares. El hecho lo describe Cayetano Esteva (1913: 242) de la siguiente manera:
El 2 de octubre de 1811 hubo un gran levantamiento popular contra un destacamento de las tropas realistas que estaba en la Cabecera al mando de D. Rafael de la Lanza. Las mujeres se reunieron en la madrugada de ese día en número de más de 150, y armadas de palos, se dirigieron al cuartel para librar a sus maridos, los que iban a ser destinados al ejército del Rey. Llenas, pues, de un ardor varonil se lanzaron con intrépido arrojo, unas sobre la guardia, mientras las otras escalaron las tapias del cuartel y se apoderaron de las armas, poniendo en fuga a la guarnición. Entre las principales figuraron Pioquinta, Cecilia, Ramona y Micaela Bustamante, y una llamada Pascuaza, de la Hacienda de Monjas, Mónica, de San Ildefonso, y otras más del pueblo que reunieron en el paraje de la Pila .
El carácter de las miahuatecas, según el autor, se muestra a flor de piel, en este hecho histórico, situación que se repite en ocasiones futuras en la localidad. Aunque el discurso oficial al respecto de ellas, suele ir emparejado con roles tradicionales alimentados por la religión y tradiciones oriundas, el espíritu bélico y contestatario de las pobladoras, existe, está presente y se manifiesta cuando los hombres están incapacitados para brindar protección u orden social y familiar. En este sentido, como el autor anterior lo señala, ellas se tienen que llenar de ardor varonil, ante la ausencia de los mismos, así como en situaciones o hechos donde se requiere del uso de la fuerza corporal o bélica.
Para el 28 de julio de 1825, se estableció el primer Ayuntamiento provisional a cargo de José Nicolás Alderete. La participación de pobladores del lugar, en los procesos independentistas resultó ser mínima o quizás minimizada por la historiografía de la región. La población en los tiempos de la primera época del Estado mexicano (siglo XIX), se erigió a cargo de un puñado de familias que se asentó en el centro de la ciudad, estas desde luego, de ascendencia española. El resto, mestizos e indios, fueron hacinados a zonas que responden al nombre de barrio arriba y barrio abajo.
Benito Juárez, durante el siglo XIX, como resultado de un intento por liberar a pobladores de la región loxicha y de la sierra sur, es apresado en Miahuatlán, conservándose como vestigio del hecho, la puerta que fue utilizada para apresarlo, en el museo, ubicado en la planta baja del palacio municipal. Este siglo también se vio acompañado por un boom cafetalero que impactó a la región. Aunque la siembra y cosecha del producto se ubicó en zonas montañosas, retiradas del valle miahuateco. Como es de esperarse sólo benefició a las familias acaudaladas, agudizándose la sobreexplotación para las y los más pobres.
El 3 de octubre de 1866, Porfirio Díaz organiza a pobladores oriundos y de regiones aledañas para efectuar la defensa en el poblado de Miahuatlán, contra el ejército de franceses, en tiempos de intervenciones extranjeras a la república mexicana. Este hecho histórico se conmemora cada 3 de octubre en el poblado. Se colocan arcos en las calles principales de la ciudad, adornados de flores y frases alusivas. En el parque central, se pasean algunos hombres, en ocasiones acompañados de mujeres, sobre un caballo, dan vueltas alrededor del lugar, simulando una remembranza de aquellos tiempos en que resultaron ganadores de la batalla. Es precisamente este hecho histórico que le hereda el nombre de Porfirio Díaz, a Miahuatlán. Fue precisamente para el año de 1948 que recibió dicho nombre.
Las primeras décadas del siglo XX, Miahuatlán se vio acompañado por desastres naturales tales como el terremoto de 1931, que trajo cuantiosas pérdidas materiales y en menor escala, humanas. Paralelamente, el poblado y zonas aledañas se vieron envueltos en los conflictos religiosos y políticos cristeros. Situación que llegó a cobrar vidas en ambos bandos (religiosos y de gobierno). Muchos y muchas fueron los mártires en esta etapa de la historia local, situación escasamente estudiada.
Por el lado del gobierno, surgen grupos radicales que ayudan a consolidar el poder de familias y personas influyentes dentro de los gabinetes políticos, uno de los grupos más trascendentes de la región resulta ser el de los cuerudos, identificado con el PRI. Este grupo, exaltado por unos y detestado por otros, ha resultado ser emblemático para las y los oriundos, de tal manera que se ha convertido en un título que da identidad sobre todo a la población masculina originaria . También este "titulo", el de cuerudo, se ha tomado como una especie de sinónimo de hombría local, o sea ser cuerudo resulta ser valiente, macho, osado. El mismo vocablo se utiliza para referirse a personas tercas, obstinadas e ignorantes. "Cuando yo era chico, me decían mis primos de Oaxaca, pinche cuerudo, me querían insultar y hacerme sentir mal, porque soy de Miahuatlán", testimonio del profesor de nivel primario Hugo García, al respecto de las referencias que tenía y sigue teniendo muchas personas al respecto del habitante miahuateco.
Para los años treintas y cuarentas del siglo pasado, comienzan a fundarse escuelas primarias tanto laicas (públicas), como religiosas (privadas católicas) en Miahuatlán. También estas décadas se caracterizaron por el inicio de la incursión de grupos cristianos no católicos, como fue el caso de los bautistas, a cargo de la Médica Otta G. Walters. Estas incursiones no cuentan con una lógica aparente, así como una especie de "plan nacional", debido a la autonomía que disfrutan las iglesias bautistas. Lo que si podemos inferir, es que la inserción de grupos cristianos no católicos a la sierra sur oaxaqueña, es el resultado de las campañas misioneras norteamericanas, que fusionadas y apoyadas por feligreses y simpatizantes mexicanos, desde el siglo XIX, potenciadas por las leyes de reforma promulgadas por sectores liberales radicales, quienes buscaron debilitar la hegemonía católica y fomentar la apertura de inversión extranjera, principalmente Norteamérica y de algunos países de Europa del norte.
Las condiciones de insalubridad, pobreza y marginación de aquellos años (situación que aun no se ha erradicado) provocan el brote de enfermedades epidémicas, escenario que da paso a la llegada de especialistas de la salud, para efectuar su labor en estas tierras. Esta labor efectuada por parte de la médica Walters, la de curar personas, se fusionó con la de predicar el estilo de vida evangélico, "en tiempos donde ni los curas querían entrar a evangelizar ". Las condiciones precarias en que se encontraban las rutas de acceso terrestre a los poblados de la sierra sur, según comentarios del pastor bautista Morales, provocaban un desinterés por parte de la iglesia católica en mantener a su feligresía. Esto fue bien aprovechado por los bautistas, de tal manera, que para la década de los setentas del siglo XX, la iglesia bautista, El Buen pastor, tiene un crecimiento del 300% .
La posición geográfica, un tanto privilegiada, de Miahuatlán, así como una serie de fenómenos socioeconómicos que se presentan a nivel internacional y nacional, provocan, que para las últimas tres décadas del pasado siglo, se presenten una serie de cambios en su traza urbana y demográfica. Miahuatlán es un poblado que se encuentra de paso a la zona costera , así como ser un espacio de afluencia comercial de varios poblados de la región sierra sur, valles centrales y costa, situación que provoca un desarrollo económico. Habrá que anexar, que los fenómenos migratorios se agudizan para estas décadas, dando como resultado una fuerte inversión en casas/habitación del poblado y sus periferias. Como un aspecto extra, se rumora que la región, es un pasadizo del narcotráfico, aspecto que me hace considerar la posibilidad que sea uno de los motivos principales por el cual, asienten un cuartel militar en el pueblo, así como los altos costos de los servicios en la localidad. "Aquí hay muchos negocios que no se les para ni una mosca, siempre están sucios y polvosos, caros y de todas maneras ahí están, llevan años, pa´ mi que lavan lana o son narcos, no se puede mantener tantos años un negocio sin venta…"comentario expresado por Juan López, taxista oriundo del municipio, al respecto de algunos negocios de la zona centro del poblado.
Los movimientos y grupos de izquierda surgidos en las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX, extendieron su influencia en la Sierra Sur. Para el caso de Miahuatlán, se erigió el Comité de defensa de los intereses del Pueblo (CDIP), comandado por la Licenciada Orfa Bohórquez Valencia. Las ideas marxistas inundan las calles miahuatecas, exigiendo las cabezas de los caciques que han ocupado las mejores tierras y puestos políticos de la región. Esta situación no agrada a las familias conservadoras y orgullosas de su pasado español, situación que llegó a tensar las cúpulas de poder de la localidad. Las movilizaciones sociales del CDIP, entre otros inconformes, acaban de una forma violenta, Bohórquez es asesinada a plena luz del día para el año de 1986. Junto con ella, se muere un movimiento que esperanzaba al sector popular, quien esperaba con ansias ciertos cambios socioeconómicos. Este resulta ser un hecho histórico que sigue en presente en la memoria colectiva de las y los oriundos, resulta ser un tema prohibido o minimizado por familiares, amistades y autoridades políticas. En honor a Orfa, se erige el mercado municipal de la ciudad.
Los años noventa del pasado siglo, nuestro país se llega a caracterizar por una fuerte tensión y movilización militar y policíaca, como resultado del levantamiento zapatista de 1994. En Oaxaca, surge el Ejercito Popular Revolucionario (EPR), en la zona de los loxichas, ubicada a unas 3 horas de distancia de Miahuatlán. No es casualidad que para esa misma década, se instale un cuartel militar que velaría por la seguridad del poblado, así como una Universidad regional, que cumpliría con una de las muchas demandas que efectuaron estos movimientos armados con identificación indígena y marginal: la educación. La militarización que existe en el poblado, es parte del paisaje que ahora se ha naturalizado. Los paseos o reconocimientos por parte de los helicópteros y camionetas militares, suelen ser el pan de cada día, de Miahuatlán.
En torno al presente siglo, podemos acotar que el poblado, a juicio de las y los ciudadanos, ha progresado. Esto se comenta, debido a la reconfiguración de la traza urbana. Se crean nuevos barrios, como resultado de oleadas migratorias de poblados rurales, personas que ante la falta de medios de subsistencia económica en su localidad, ven en la ciudad una posibilidad de mejorar su calidad de vida. Esto acarrea nuevos comercios en la zona centro de la ciudad, así como más y mejores servicios de transporte, tanto foráneo, como local. Para 2006, la ciudad padece de los embates que experimentaba el Estado, pero principalmente la capital: las movilizaciones de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO) y la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), tomando las instalaciones del palacio municipal, efectuando una serie de desmanes y protestas contra el gobierno local, identificado con el PRI.
El descontento estaba desde antaño, muchos ciudadanos/as, se incomodaron con el gobierno en turno, que entra en la escena de gobierno con filiación panista, y una vez dentro del poder, cambia al PRI. "Como dijo el Che Guevara, Paco Vera a la chingada", se podía leer en algunos muros del pueblo, en tiempos de la incursión de la APPO. Actualmente, Francisco Vera, ex presidente del municipio, es diputado por el mismo PRI. Muchas fueron las anomalías que le achacaron al político Vera, pese a ese asunto, las cosas siguen con una tensa calma en la vida cotidiana del pueblo. Desde luego, este tipo de casos, ha sido una constante en el ejercicio político del municipio y las zonas que le rodean, situación que acarrea descomposición social, marginación y pobreza.
Este poblado figura en las noticias nacionales para estos tiempos, debido a que en el mismo se encuentra un CERESO en el cual se encarcelaron a personas presumiblemente pertenecientes a la APPO. Las marchas de protesta en el poblado no se hicieron esperar.
Balaceras y emboscadas contra supuestos zetas , oleadas de secuestros y tráficos de órganos, son algunos sucesos que se presentaron para 2007 y lo que va del 2008. No existen muchos vestigios, documentos o noticias que respalden esta información oficial. La carencia de medios de información, así como la manipulación de la misma, dificultan la comprobación de lo descrito. "Ta' cabrón lo que ahorita se ve profe, a una chavita la encontraron sin ojos y otros órganos, con una lana en la mano, parece que después de todo esos cabrones que la fregaron, le dejaron algo a la familia", me decía un joven taxista de nombre Miguel Contreras. "Anoche se volvieron a agarrar a balazos los soldados contra los zetas, puro ajuste de cuentas, se meten y no se aguantan", aseguraba el vendedor de agua purificada Joel Rodríguez, un día posterior al encuentro armado de militares contra unos supuestos zetas (el hecho ocurrió el 30 de octubre de 2007, por la madrugada).
Es común notar en la actualidad, una serie de pintas y graffitis que adornan las calles de la ciudad. También atemorizan algunos barrios bandas de jóvenes locales, quienes como resultado de la migración, han adquirido personalidades e identidad de cholos. En mi barrio, las pandillas y bandas de cholitos, se agarran a madrazos muy seguido. Muchos aprendieron eso, cuando se fueron a los Estados Unidos o cayeron al bote, me cuenta Renato García, estudiante de la universidad regional. Al igual que muchas regiones del país, Miahuatlán sufre de la influencia de música y cultura en general, del norte del país. Resulta común escuchar de muchas camionetas y autos privados, así como del transporte público, la música de banda, a todo volumen.
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